11/12/2012

Pequeñas luces de un jardín oscuro


Todas las cortinas están corridas, cerradas, bloquean la vista hacia el jardín; algunas ventanas tienen las luces encendidas dado que la noche ya a hecho su aparición; las nubes ocultan la luz de las estrellas y de la luna pero no logran opacar los pequeños destellos que sobresalen en las siluetas de las noche.

Un espectáculo comienza poco a poco, como si lo hicieran tímidamente las luciérnagas hacen su aparición. Una luz por aquí, una luz por allá. Los rápidos destellos comienzan a hacerse presentes debajo de la frondosa silueta del gran árbol situado en medio del jardín. Pareciera que las tímidas luciérnagas comienzan a brillar al compás de You'll be in my heart, de Phil Collins.

Son señales entre ellas que comienzan a inundar poco a poco los jardines. La profunda oscuridad no luce tan aterradora y aquella silueta del gran árbol luce más tranquila a pesar de que el aire quiere hacer de las suyas. Si se aprecia con detenimiento y se envuelve uno en la oscuridad de la noche podrá ver que no son ya pocas las luces que son ya varias las luciérnagas que comienzan a querer llamar la atención.

Es en ese momento clave pasando el primer minuto de la canción cuando realmente comienza la danza de las luces; cuando lo que posiblemente en un pasado fueron hadas y ahora son insectos, que no dejan de ser igual de sorprendentes, dan rienda suelta a esa reacción química desenfrenada que las lleva a encender las pequeñas luces de este vasto jardín. Estas luces inundan el oscuro jardín en un ritmo musical, un espectáculo natural que no esconde nada, que llama la atención, que nos pide voltear a verlo, aunque sea a través de la ventana de nuestra habitación.


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